Mangachuscos es un brujo moderno que vuela con fregona. Lo de volar con escoba le parece cosa de carcamales. Es tan malo, tan malo, que hasta el cocodrilo del pantano le tiene miedo. Sin embargo, Mangachuscos el poderoso, el de las pócimas cochinas, va a descubrir que su poder no es tan grande como él cree. Un acto tan sencillo como pisar a una hormiga, le hará perder su autoridad. Todo el mundo, incluido su gato Ponzoña, se partirá de risa con sus fracasos.
¿Te imaginas a este brujo malvado intentando una y otra vez hacer daño sin lograrlo? Los ciudadanos de todo el planeta se unen para ponerlo en su lugar. No hay cosa más divertida que el ver cómo un ser arrogante baja la cabeza ante el amor de las pequeñas hormigas. Y es que la fuerza de la unidad es la luz más poderosa.
VALORES IMPLÍCITOS:
Este cuento nos enseña a ser valientes, a respetar a todos los seres del planeta y a confiar en nuestra propia valía. El valor de unirse frente a la barbarie puede originar una fuerte transformación social. Cuando las personas colaboran unas con otras, son capaces de protegerse de quienes disfrutan haciendo daño. El libro promueve el respeto y el agradecimientos a nuestros ancestros, pues el tenerles presentes es una «fuerza mágica» que llena el mundo de buena fortuna. El amor de la abuelita hormiga derrota a brujo. La hermosa ilustración se va llenando de color al avanzar la historia, para recordarnos que paso a paso, gota de cariño a gota de cariño, podemos afrontar lo que nos desagrada y nos asusta, hasta transformarlo en un verdadero arco iris de alegría y amistad.
Manuel Ferrero López del Moral
Escritor y narrador de Leòn. Aprendiz de los pájaros, hijo de los árboles y hermano de los ríos. Campana tocando al son de los tambores de la tierra y al ritmo de los rayos del sol. Cuenta sus cuentos con vocación de montaña. Como poeta y recitador se afina con las gotas de rocío de la mañana, las escobas del monte y el silencio de las estrellas. Sus palabras mezclan a partes iguales el misterio de la niebla y la claridad de lo sencillo. Toda su vida se resume en una palabra: «¡Oh!».